Érase
una vez una joven francesa llamada Valérie Donzelli y un joven
francés llamado Jéremie Elkaïm. Los dos
coincidieron un día, y desde ese día sus destinos
quedaron ligados para siempre. Por eso no es de extrañar,
que su historia trasladada a la ficción, al cine, les tenga a
ellos como actores, interpretándose a sí mismos,
representando lo que vivieron fuera de la pantalla, aunque con dos
nombres que evocan mejor la idea de destino común: Romeo y
Julieta.
Los
dos son padres de un niño al que le detectaron a los dos años
un tumor cerebral y de esa experiencia, de ese enfrentamiento con la
enfermedad, de esa lucha nace Declaración de guerra,
una película dirigida por ella, e interpretada, ya lo he
dicho, por ella y por él.
Romeo:
¿pero por qué tiene que caer enfermo?
Julieta:
porque somos capaces de superarlo.
Todo
esto lo cuento, claro, una vez vista la película. Seguramente
si hubiésemos sabido que la película trataba de unos
padres y un niño con cáncer, nos habríamos decidido
por ir a ver otra. Parece que un tema como éste sólo
podía caer en los tópicos, en los lugares comunes. Pero
qué lejos está Declaración de guerra
de un telefilme a lo Antena 3.
En
ningún momento se manipulan los sentimientos del espectador,
es más, éste se sorprende riendo en algunas escenas. Se agradece cómo
Valérie Donzelli nos cuenta la historia, su historia, aunque
en una entrevista declara: la película es
autobiográfica en el sentido de que Jérémie y yo
tuvimos un hijo que enfermó gravemente, pero no relata nuestra
historia. Valérie ha tenido el acierto y la valentía de quedarse con el qué, es decir, con eso que quería contar y que es la enfermedad de su hijo y cómo afecta a todas las personas que cuidan de ese hijo, de ese nieto, de ese sobrino, y trasladar algo particular a la ficción para transformarlo en algo que va más
allá, eligiendo muy bien el cómo, y de este modo superando
con creces el convertirse en una película más.
Sí, el
cómo en esta película es la clave. Y aunque están todas las fases por la que pasan las personas y sus familiares cuando una tragedia así llega a su vida, ella lo cuenta sin detenerse a compadecerse una y otra vez por el sino en el que se encuentran, de la noche a la mañana, sumergidos. Estupendo el
momento en el que él y ella se ponen a cantar -creo recordar
que ella está en el tren y él está en
casa- como si estuviésemos durante unos minutos viendo un videoclip. Aparece por un
lado la cara de él, por otro la cara de ella...Los dos cantando. Cantando-se.
Declaración
de guerra rezuma frescura y buen
hacer. Los diálogos en el hospital, los diálogos con
sus familias, la vitalidad de sus protagonistas.
Esta película ganó en el festival de cine de Gijón
el premio a Mejor Película; y los de Mejor Actor y Mejor Actriz,
para estos Romeo y Julieta contemporáneos.
P.L.
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