Hoy
voy a colgar una lista elaborada por el escritor Eduardo Mendoza (Barcelona,
1943). Del 12 al 16 de agosto tuve la oportunidad de asistir al curso que
impartió en la
Universidad Internacional Menéndez Pelayo en
Santander (Palacio de la
Magdalena ) titulado Los libros que hay que leer. Eduardo Mendoza es divertido cuando
escribe y es divertido como conferenciante. Era verano, hacía calor, y el
ambiente estaba lleno de sonrisas. Allá va la lista:
Memorias de la casa muerta, de Dostoyevsky.
La busca, de Baroja.
Si esto es un hombre, de Primo Levi.
El Quijote, de Cervantes.
Guerra y paz, de Tolstoy.
Anales, de Cornelio Tácito.
Edipo Rey, de Sófocles.
El sur, de Borges.
Las desventuras del joven Werther, de Goethe.
La vida es sueño, de Calderón de la
Barca.
Hamlet, de Shakespeare.
La metamorfosis, de Kafka.
Divina Comedia, de Dante.
Cándido, de Voltaire.
Las amistades peligrosas, de Choderlos de Laclos.
Moby Dick, de Melville.
La isla misteriosa, de Julio Verne.
El sueño eterno, de Raymond Chandler.
El hombre del traje marrón, de Agatha Christie.
Pedro Páramo, de Juan Rulfo.
Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez.
Todo se desmorona, de Chinua Achebe.
Libro de la almohada, de Sei Shonagon.
En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust.
Eduardo Mendoza no
recomendó ninguno de sus libros (en más de una ocasión nos dijo que si se
sentía orgulloso de algo era de su trabajo como traductor) pero V. hace mucho
me comentó que se lo había pasado pipa leyendo Sin noticias de Gurb. A. y A., dos compañeros del curso me regalaron por mi cumple el libro, y en pocos días
lo devoré. En el año 1990 apareció Sin
noticas de Gurb publicado por
entregas en el periódico El
País y un año después salió a
la luz como libro.
Eduardo Mendoza no comprende el gran éxito del libro, pero el caso es que mi
ejemplar es la 44ª impresión. ¿Qué entenderán los que leen el libro –traducido
– y no tienen las referencias necesarias como para saber quién es la cantante
Marta Sánchez ni lo que representaba en aquella época? Se pregunta. El caso es
que como me dijo V. te lo pasas muy bien siguiendo la pista de Gurb. Porque
Gurb apenas aparece en el libro, ha desaparecido, y junto a uno de sus
compañeros alienígenas tendremos que emprender la tarea de encontrarle en la
Barcelona preolímpica.
Gurb se ha transformado en Marta Sánchez, y no sabemos dónde carajo está.
Novela breve escrita en forma de diario, está dividida en quince capítulos
(desde los días 9 hasta el 24). El diario lo va escribiendo ese extraterrestre
compañero de Gurb, y en él anotará unas cuantas veces la frase que da título
del libro: Sin noticias de
Gurb. Hasta que de con él conocerá a varias personas, nuestras costumbres,
nuestra sociedad, paseará por esa Barcelona llena de socavones.
Hace ya días que lo leí y cada vez que pienso en él me sale una sonrisa y
me viene a la cabeza la canción de los bolígrafos Bic pero con Gurb.
Gurb naranja escribe fino
Gurb cristal escribe normal
Gurb naranja, Gurb cristal
Dos escrituras a elegir
Gurb, Gurb, Gurb, Gurb, Gurb
Cuando leo a Mendoza
tengo presente la distinción que hacía Bryce Echenique entre el humor
cervantino y el humor quevedesco: el primero está ligado a lo sonriente, lo
tierno, lo irónico, mientras el segundo es más sarcástico y cruel. Sin duda
Eduardo Mendoza, tanto como escritor como conferenciante se decanta por
el primero.
Patricia L.D.
Nota 1: Obviamente la lista
se quedó corta pero sólo teníamos cinco días, y entre conferencia y conferencia
también fueron saliendo otros libros. Lo que me gusta de Eduardo Mendoza es que
sabe desviarse del programa y perderse si es necesario. No obstante, el
programa lo vimos entero.
Nota 2: “Sin noticias de
Gurb” es un libro que mandan leer a los adolescentes, suele gustarles mucho.