domingo, 17 de junio de 2012

El asesino hiponcondríaco, de Juan Jacinto Muñoz Rengel.

EL ASESINO HIPOCONDRÍACO, de Juan Jacinto Muñoz Rengel.


¿Pueden imaginarse a un hipocondríaco, elevado a la décima potencia, y que además sea un asesino? ¿Se imaginan cómo interferiría esa hipocondría, y todo lo que ésta conlleva, a la hora de acometer la tarea que le ha sido encomendada? Dejen de imaginar, porque ese asesino existe ya. Sus iniciales son M.Y., aunque es más conocido por todos como el señor Y.: un asesino de moral y puntualidad kantiana, que lleva un año y dos meses intentado asesinar a Eduardo Blaisten, un hombre que bien podría ser su antagonista: lleno de vitalidad, de salud envidiable, ligero en su caminar, que tiene una amante, y que siempre está sonriente; es decir, que tiene todo de lo que carece nuestro señor Y.  Y es que el lector, observando todos los tejemanejes del señor Y., termina compadeciéndose de él y  de su  mala suerte, que le acompaña y acecha desde el mismo día en el que nació.

        A través de esta historia iremos viendo cómo se las ingenia para intentar asesinar al señor Blaisten, y entre los múltiples encuentros y desencuentros con su futura víctima –en el metro, en el Starbucks, Guadarrama y calles de Madrid –también habrá tiempo para que nos cuente anécdotas y curiosidades que ha ido recopilando a lo largo de su vida, y  que guardan relación con  personajes de los que se considera un alma gemela. Antes que él, ellas padecieron multitud de penalidades y enfermedades, y como él, parecían estar asediadas por la mala suerte. Y entonces nos encontraremos con Edgar Allan Poe, los hermanos Goncourt, Jonathan Swift, Descartes, Lord Byron, Tolstói, Molière, Nietzsche o Joseph Merrick, más conocido como El hombre elefante (un espíritu sensible y atormentado, encerrado en un cuerpo de pesadilla).

        El señor Y. también es un espíritu sensible, atormentado y encerrado en un cuerpo de pesadilla (un pie afectado de gigantismo, un homúnculo en el cuello)  y nos enternece cuando nos cuenta que no tiene a nadie a quien confiar sus penas, reconociendo que se siente muy solo. Es un asesino, pero si no ha quedado claro ya, un asesino muy peculiar. Un asesino al que le sale alguna lagrimilla, que cumple con la palabra dada, que bebe té, y que se sonroja y tapa los ojos cuando sin querer ve los pechos de una mujer.

        Un asesino hipocondríaco que hará repaso de todos y cada uno de su males: el Mal de Ondina, el Síndrome del Acento Extranjero, el Síndrome de Proteus, el Síndrome del Espasmo Profesional, y otros desórdenes sin clasificar, pero sobre todo, un asesino que nos hará pasar un buen rato, entretenido y divertido.

        Juan Jacinto Muñoz Rengel tiene publicados también dos libros de relatos, 88 Mill Lane y De mecánica y alquimia. El asesino hipocondríaco es su primera novela, y ya va por su 4ª edición.   Ha tenido muy buena acogida por parte de la crítica http://www.elasesinohipocondriaco.com, como por parte de sus lectores:  http://twitter.com/#!/ahipocondriaco

  Patricia L.



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