sábado, 21 de agosto de 2010

Lluvia


Y el otro día llovió. Y aproveché para hacer una fotografía. Hoy la he vuelto a mirar, y al verla me he acordado de Lluvia, de Victoria de Stefano. He ido a la estantería, y sí, el libro seguía ahí. La protagonista, ya no lo recordaba, se llama Clarice. Clarice, alter ego de Victoria, homenaje, nos lo dice Ednodio Quintero, a Clarice Lispector, y a la Carice Daloway de Virginia Woolf, y tampoco recordaba estos datos. Quizá porque en el año que descubrí Lluvia todavía no había leído nada de Clarice, la otra Clarice, la escritora brasileña. Y hace poco se paseó por aquí Lispector, la de Venezuela. Y si continuase estableciendo relaciones caería agotada, tambaleada por su infinitud. Y quizá en ese agotamiento me dormiría y soñaría con un artículo que me enviaría una amiga sobre Vila-Matas hablando de Lluvia; y con la lluvia de Seven; y la lluvia de Blade Runner; y en ese sueño cogería de nuevo el libro de Victoria, y lo abriría, y leería algunas páginas, y pensaría en la escritura y la vida; y en el sueño y la vigilia. Y al despertar me daría la vuelta y alcanzaría el libro: Es impresionante cómo el embrión de un relato puede surgir de cualquier parte. Todo lo que se requiere es prestarle atención a lo que salta unos centímetros por arriba o por debajo del fondo familiar de las rutinas. Todo lo que hace falta es bajar de la torre al mundo... Subir, bajar. Pasear la mirada de arriba abajo, lanzarla más allá del límite a partir del cual se vuelve borrosa. Subir bajar. Arriba abajo. E intentaría escribir un post diciendo que el otro día llovió, y hablaría de una fotografía, y de la lluvia reflejada, y no recordaría que la frase ¿cuántos recuerdos contiene una lágrima? era creación mía, y no de la película 2046, sino que yo la asocié a esa película, a esas mujeres llorando, y creería que la saqué de allí, pero no, era mía, aunque lo habría olvidado. Y volvería a ver en dvd la película, y daría vueltas a eso de los recuerdos, y la memoria, y de las proyecciones que hacemos, y entonces me iría de ahí a Inception, y a pensar en esos mundos simultáneos, y en Bergson, y de nuevo a Lluvia de Stefano, y en subir, bajar de la torre al mundo, y en pasear la mirada de arriba abajo, lanzarla más allá del límite a partir del cual se vuelve borrosa, y dormirme y sentir una lágrima bajo la lluvia, y despertar y apartarme esa lágrima de la cara, y preguntarme: ¿cuántos recuerdos contiene una lágrima?

P.L.

2 comentarios:

  1. Bravo, (clac-clac-clac-clac -ciberaplausos-). Cómo me gusta esa forma tan "tú" y tan única de escribir. Bendito el día en el que te decidiste a abrir un blog. Me hablaste de Kundera el otro día, me he comprado "La despedida" creo que me va a encantar. Intuyo que te gustó la última peli que visteis, ya me contarás. Abrazo fuerte.

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  2. ¡Hola Lispector! Justamente "La despedida" es el libro que estoy leyendo ahora. Espero que lo disfrutes. Y luego compartimos impresiones, y de la película también.
    Abrazos.

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