viernes, 14 de enero de 2011

Todas las almas



Yo comprendo bien a quien lamenta morirse sólo porque no podrá leer el próximo libro de su autor favorito, o ver la próxima película de la actriz que admira, o volver a tomar cerveza, o hacer el crucigrama del nuevo día, o seguir la serie de televisión que sigue, o porque no sabrá qué equipo ha ganado el campeonato de fútbol del año en curso. Lo comprendo perfectamente. No es sólo que todo pueda aún darse, la noticia inimaginable, el giro de todos los acontecimientos, los sucesos más extraordinarios, los descubrimientos, el vuelco del mundo. El revés del tiempo, su negra espalda... Es también que son tantas las cosas que nos retienen. Son tantas las cosas que retendrán a Cromer-Blake. Tantas como a ti. O como a mí. O como a la señora Berry.

***

 Clare Bayes no es así. Clare Bayes sabe más de sí misma, que es el conocimiento que hace atractivas a las personas, lo que les da valor: que puedan dirigirse, que puedan preparar y conducir sus actos. Lo que conmueve es hacer sabiendo que lo que se hace o se deja de hacer tiene peso y significación. El azar no conmueve, y lo inocente no encierra más promesa que la forma en la que dejará de serlo.

Todas las almas, Javier Marías



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