domingo, 16 de enero de 2011

Notas de domingo

Casi cuando estamos llegando al final de la película Deseando amar, uno de los personajes le cuenta a otro,  que antiguamente, si alguien tenía un secreto que no quería compartir con nadie, lo que hacía era subir a una montaña en busca de un árbol, luego buscaba un agujero en él, y susurraba su secreto al agujero. Al terminar, lo cubría con barro y dejaba ahí el secreto para siempre. Hace unos meses hice esta fotografía. La foto de un agujero. De un árbol. En la Casita del Príncipe:

Encontré un agujero, pero no susurré ningún secreto. Sí me pregunté, si alguien, alguna vez, habría depositado uno en él. Podría ser, y que hubiese olvidado taparlo después. ¿Cuántos secretos pueden caber en un agujero como ése? Ahí os lo dejo. Por si un día tenéis uno y os urge depositarlo en algún lugar.

Dice Vila-Matas que Nazim Himket comentaba que la cosa más real y bella es vivir. Y no olvidar que vivir es nuestra tarea. Estemos donde estemos (El Escorial, San Lorenzo, Madrid, Tomelloso, Valdemorillo, Navacerrada, Londres, Villalba, Alpedrete, Daimús, Santander), hemos de vivir como si nunca hubiésemos de morir. Aunque, por ejemplo, nos queden unos minutos de vida hay que seguir riendo con el último chiste, mirando por la ventana para ver si el tiempo sigue lluvioso, esperando con impaciencia las últimas noticias de prensa.

Y compartiendo historias, y secretos...  o, por ejemplo, ¿una lectura? como hacía, o parecía que hacía esta mañana una joven con el mismísimo Felipe II.  Así, sentadita en su regazo.



P.L.

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