sábado, 22 de mayo de 2021

ESTELA DE LIBROS

 


Una de las mejores noticias que nos podían dar: las Bibliotecas Públicas de El Escorial y de San Lorenzo de El Escorial, están  ofreciendo desde hace algunos meses el préstamo intercentros. Un servicio que permite a los usuarios solicitar libros desde estas bibliotecas a otras. Si quieres leer un libro que no tienen en tu biblioteca más cercana, y por ejemplo, sí lo tienen en la de Torrelodones o Alpedrete, se encargan de traértelo. En unos días el libro llega, te avisan y vas a por él. Lo más parecido a escribir una carta a los Reyes Magos.

 Yo lo estrené con un libro descatalogado de Peter Handke, Ayer, de camino: anotaciones de noviembre de 1987 a julio de 1990. Un libro del que solo hay dos ejemplares; uno en la Regional de Madrid Joaquín Leguina, no prestable a domicilio, y el que ya está sobre mi mesa, que ha llegado de la Municipal de Robledo de Chavela. Ahora mismo siento como si tuviera un animal en extinción en casa, al que tendré que cuidar durante un mes.

Me gusta pensar en este servicio público como un organismo vivo. Desde que me pongo  en marcha para recorrer el kilómetro y medio que me separa de  la Biblioteca de San Lorenzo, o los dos y medio que tengo hasta la de El Escorial, para luego pedir el papel y rellenar la solicitud. Más todo lo que esos movimientos generan: el movimiento de las bibliotecarias, la petición llegando a su destino, la bibliotecaria de allí que va a buscar el libro en la estantería, empaquetarlo, enviarlo: y entonces todos esos libros, ya en circulación, atravesando Madrid. Esa estela que habrá en estos momentos de miles de páginas de un lugar a otro, quizá cruzándose en algún punto esa autora con aquella otra, haciendo su recorrido para llegar a las manos de esa persona que, un poco más tarde, bien en la sala de lectura o bien en su casa, les dará también voz. Imagino todas esos pasos  dibujados en un mapa mental, como si fueran los Trazos de una Canción de los que nos habló  Bruce Chatwin.

No quiero imaginar el día que todo eso desaparezca: el día en el que el libro sólo obedeciese a un clic. Todavía asocio al libro a lo tangible, no sólo por su materialidad, sino por ese ponerse en camino, que me lleva a relacionarme con todo lo que se va abriendo paso hasta llegar a la biblioteca, esa barra libre de letras, y hablar con las bibliotecarias y  compartir esos  libros, diseminados por unas bibliotecas y otras, con otros lectores.

En la portada del libro de Peter Handke, aparece el escritor caminando, llevando en una mano  varios libros. Me parece una imagen que contiene de alguna manera un deseo: Ayer, de camino: ojalá, mañana también.

Esperemos que no nos vuelvan a dejar sin este servicio.


PATRICIA L.D.

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